Todo un honor.

Allá por el siglo XIII nace en España la figura del sopista. Los sopistas son un grupo de estudiantes que a cambio de amenizar la comida de los comensales en los restaurantes con sus canciones, conseguían un plato de comida o lo que llamaban “Sopa Bobaâ€.

Así nace la tuna, como ven íntimamente relacionada con la gastronomía. Podríamos decir que panderetas, guitarras, capas, o laudes se mezclaban con ollas, cuchillos, platos y, como no, con esa sopa que era el fin a conseguir.

Por lo tanto, tuna y gastronomía han ido durante siglos de la mano. Con un fin común, conseguir una sonrisa y el aplauso del que nos escucha, del que nos disfruta, la seducción, el romanticismo, el misterio, son aspectos que convergen en ambas actividades, un clavel, una cinta, un ser misterioso que se esconde tras una capa y deambula por la ciudad en busca de ese balcón al que ofrecerle todo ese sentimiento. Todo lo que envuelve una visita a un restaurante, esos preparativos, ese viaje, el lugar soñado, esas ansias de que empiecen a desfilar ante nuestros ojos diferentes viandas y nosotros, ansiosos por ser seducidos, nos rendimos ante tanto arte. Nos rendimos ante esas castañuelas, panderetas y voces de unos trovadores que transportan nuestra alma más allá del éxtasis.

Por todo ello, como imaginan, para mi supone un gran honor este nombramiento como Gran Maestre de la XX Edición del Certamen Internacional de Tunas “Barrio del Carmen†esperando simplemente a estar a la altura de lo esperado y seguro de pasar unos días que serán inolvidables.

A todos, gracias.
PABLO GONZÃLEZ
cocinero
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